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sábado, 17 de agosto de 2019

POR QUÉ AHORA...?

POR QUÉ AHORA…?
#Aleertoca #eltranviadelamoda

Una losa de culpabilidad ha recaído hace unos días sobre el barítono Plácido Domingo. Ha aparecido el movimiento #MeToo en su vida y todo lo que se pretenda o provenga de ese movimiento arrastra como un maremoto todo lo que encuentra por delante. La corriente bajo esas aguas es tan fuerte que es imposible sobrevivir y una vida llena de prestigio y elogios puede acabar devastada por la opinión pública.
Un testimonio en un medio de comunicación que convierte en juez a cualquier lector de medio pelo haciendo de una denuncia publica una condena directa e inminente.

Nueves mujeres, de las cuales solo una ha querido renunciar al anonimato, han denunciado de manera periodística que hace entre 30 y 40 años, el heldentenor y cantante de ópera madrileño, les acosó cada vez que que se acercaba a ellas. Según el testimonio de la denunciante: “siempre me estaba esperando al bajar del escenario y ponía su cara frente a la mía para preguntarme si me iba a casa esa noche…”
Otra acusadora dijo que Domingo metió la mano bajo su falda, y otras tres dijeron que las besó por la fuerza en la boca en lugares como un vestuario, un cuarto de hotel y un almuerzo de trabajo.
Dos de las mujeres dijeron haber cedido brevemente a las proposiciones de Domingo pues creían que podían poner en peligro sus carreras rechazando al hombre más poderoso de su profesión.
Una de ellas incluso dijo que tuvo relaciones sexuales con él dos veces…

Viejo verde, baboso, pegajoso, mirón, descarado, acosador, violador…Todo cabe en esas declaraciones que han puesto los pelos de punta a la opinión pública pero que están totalmente vacías de pruebas y si me lo permiten, bastante obsoletas y caducas.
Muchas mujeres han salido en defensa de estas nueve diciendo que hace 35 años no se podía decir que te habían violado, ni acosado aunque según cuentan todas, parece que era el pan de cada día  y que por eso no lo decían antes y…lo dicen ahora.

Soy de las que pienso que las cosas hay que decirlas en el momento. Cuando suceden. De otra manera no tiene explicación y pierden toda su credibilidad.:

 Por qué ahora?

Hace 40 años las cosas eran de otra manera. La mujer que se acostaba con alguien que no era su marido era una puta. La sociedad catalogaba a la mujer como una posesión que pasaba de padres a maridos. Una sociedad machista y anticuada contra la que las mujeres luchamos desde hace muchos años y hoy en día trabajamos para cambiar.
Se ha luchado para poder tener relaciones sexuales libremente, como por otra parte tienen los hombres, con las personas que se desea, sin que la sociedad nos señale como hace décadas lo hacía. Si en esos momentos no se podía decir que alguien te acosaba, se supone que tampoco podías acostarte con él porque si no…ya sabes lo que te tocaba. Una sociedad puritana por la que han tenido que pasar nuestras madres.

Buscavidas, lagartas, zorras, incitadoras, deshinibidas, descaradas, pegajosas…mujeres que buscan el poder y saben que pueden alcanzar sus metas a través del sexo.
Dicen que Plácido les prometía un papel en el escenario, quería ensayar con ellas en sus apartamentos, les invitaba a cenar, a Champagne, a hoteles caros…todo para acosarlas. Así es como actúan en sus relaciones sexuales unos y otros. Unos prometen y otros asienten. Sobre todo los conocedores de ese código no escrito de seducción que si alguien debe conocerlo al dedillo son los actores y las actrices de teatro.

Sin embargo, las mujeres no tienen que prometer nada. Cuando una mujer quiere algo, se lo propone…va y lo coge.

“Los hombres son hombres y las mujeres son mujeres…” ya lo decía Chadwik  Boseman en el film “Marshall”, el que se convertiría en el primer Juez de color de la Corte Suprema de Estados Unidos cuando ganó un caso de falsa violación en el que defendía a un hombre inocente.

El escenario en el que se produjeron los hechos que nos traen aquí, fue hace 40 años y no tiene absolutamente nada que ver con el de ahora. La denunciante en cuestión, no ha dicho que fuera forzada en ningún momento. Y sinceramente ocurriera lo que ocurriera la verdad no la sabremos nunca ni ustedes ni yo. Las pruebas de hace 40 años no valen para nada, son sus palabras contra las del todavía "no denunciado". Y si es cuestión de creer la palabra tanto de las nueve mujeres como las del barítono…me quedo con mi sentido común: los daños colaterales.

Los daños colaterales de cantantes de ópera realmente válidas que supieron decir NO, que no pasaron por “ese aro” y que fueron rechazadas porque otras dijeron SI hace 30 años. Las mismas que ahora nos lo cuentan. Algo que parecía ser un secreto a voces bien sabido por todo el mundo pero que nadie conocía.

¿Fué un cortejo (extramatrimonial) o un acoso? Que el director de la ópera de Los Ángeles haya tenido relaciones consentidas con quien le haya dado la gana es su problema pero decir que ha forzado a todas las mujeres con las que ha estado…es otro cantar. No creo que sea una persona que haya tenido que forzar a nadie. Más bien todo lo contrario.

Las acusaciones hay que demostrarlas en los juzgados y la presunción de inocencia está para algo.  Cada cosa tiene su momento.

 Por qué ahora…?

www.eltranviadelamoda.com


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