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Existen unas normas especiales para cada tipo de situaciones. Imperan ciertos criterios básicos por los que se han regido unos y otros a lo largo de los años. Códigos que pasan de padres a hijos y que facilitan el intercambio de sentimientos o de respeto con las personas con las que nos relacionamos.
El código de la edad: cuando dejamos un asiento libre a los mayores o les dejamos pasar primero.
El código de los camareros: cuando dejan pasar delante al cliente invitándole a entrar en el comedor.
El cogido del caballero: cuando los hombres ceden el paso a las mujeres a la entrada de un restaurante, cine, teatro…
Pero debe un señor dejar pasar primero a una señora?
Es educación?
Cuando un hombre quiere mostrar su consideración, respecto o aprecio usa el gesto de retrasarse un paso dejando pasar a la mujer, abriendo la puerta o incluso ayudándole a ponerse el abrigo.
A caso es machismo?
Muchos hombres piensan que expresar esas deferencias hacia las mujeres les hace formar parte de ese código de hombre "educados y caballeros” convirtiendo a la mujer en una “dama”, en un ser distinto y especial.
Sin embargo, estos códigos hoy en día no son bien recibidos por todo el mundo. Algunas mujeres, las situaciones de este estilo les hacen sentir un ser inferior, frágil, que hay que cuidar, gestos que les hacen sentir que no pueden hacer cosas por si solas, que solo esperan flores y en un paso más adelante, casarse con ellas para llevar la casa y los niños.
Hoy en día, esos gestos son leídos como una pelotudez machista. Ser amable, puede hacer que un hombre pueda convertirse en un ser odioso…
Se debe juzgar así? Es justo para los hombres?
Es complicado saber. En realidad, las normas que muchas veces forman parte de un protocolo, son cómodas ya que se da por sentado qué hacer en cada circunstancia gracias a ellas, creyendo que se hace lo correcto. Hasta que dejan de funcionar y te dejan con “el culo al aire”...
Cómo se puede saber quién las comprenderá y quién no?
Alguna vez se estableció que era de buena educación dejar pasar a las mujeres y durante años la norma evitó el lío de decidir qué hacer en esa situación.
Ahora, todo el mundo sabe que existe la norma no escrita que antes de llamar a alguien por teléfono corresponde escribirle por Whatsapp: “ Puedo llamarte ahora?”, “Te viene bien que te llame? .“
Pero nadie sabe cuánto durara una norma y cuándo se volverá a la otra, porque los tiempos cambian pero las normas…vuelven como las modas.
Estamos en una situación nueva y eso nos crea incertidumbre.
Qué protocolo tengo que seguir?
Y…qué protocolo quiero que sigan conmigo?
He de confesar que me parece un magnifico gesto de buena educación y caballerosidad que me abran la puerta o me ayuden a ponerme el abrigo. Me parece que son gestos de que importas a esa persona y no creo que tenga absolutamente nada que ver de forma negativa con la fortaleza, independencia e ideología de la mujer frente a una nostalgia heteropatriarcal en la que el hombre invita a la mujer a callarse la boca ejerciendo un machismo anticuado y obsoleto. Nada que ver…
La confusión es el signo de estos tiempos.
Entonces, les dejo o no les dejo?
Yo les dejo y a veces, hasta añoro el confort de las normas.
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