#Aleertoca #eltranviadelamoda #dinero #amor #divorcio
Dicen…que no conoces bien a tu hermano hasta que no llega el momento de repartirse la herencia. Ni a tu pareja si no te ves en la situación de acordar un divorcio y no acabar en una batalla económica campal.
Todos los dichos y refranes populares parecen excesivamente duros porque demuestran lo miserable que puede ser el ser humano.
Pero si existe el refranero español es porque hay escenarios recurrentes que surgen una y otra vez en un bucle de situaciones paralelas en la vida real.
¿El amor desaparece cuando de lo que se trata es de ceder algo, con el contrincante, para alcanzar un punto de acuerdo?
No debes olvidar que a ese contrincante, en algún momento de tu vida, o lo has querido como hermano o has estado enamorad@ de él como pareja, amante o marido.
Está claro que la falta de sentido común y la delicadeza del hilo fino que va desde un enamoramiento profundo al mayor de los odios, requieren de la santa paciencia para comprender que los interlocutores requieren de años de conversación y debate para mantener la relación, y de solo unos pocos segundos para ver que el color del dinero es más importante que el amor que les unió.
Después de tantos años, concebir que no se trata de ganar sino de estrechar las manos del adversario al final de un proceso, require un poco de compromiso ético, por el poso del sentimiento que ha quedado, y un “bastante” de elegancia. Porque aunque en nuestra cultura el dinero es un tabú del que no apetece hablar…el dinero si que habla de nosotros y desvela cómo somos.
Aquello a lo que lo destinamos señala nuestras prioridades vitales.
Y nace una especie de empeño ciego y egoísta en frustrar el curso de cualquier entendimiento si creemos que nos lo quitan otras personas, aunque sean aquellas a las que una vez quisimos.
Muchas personas descubren al divorciarse, que la pareja que se ocupaba de la economía, solo ha dejado un agujero sin fondo. Muchos hermanos descubren al fallecer sus padres, que el hermano que ha estado llevando las finanzas familiares, se ha hecho con la herencia de todos los demás sin el más mínimo sentimiento de culpa. Vergüenza ajena hacia estas tentativas de robo. Es la cerrazón de los perezosos, de los arrogantes, de los que viven de los demás. Ser un chul@ de este tipo debería dejar de ser una cualidad de una vez por todas. Al pasar de una etapa a otra empieza la época del asombro…
Cualquiera que sea nuestra relación con el dinero y tomar conciencia de lo que hacemos con él, no solo nos enseña a saber quiénes somos sino cómo evitar vínculos tóxicos por anticipado. Porque a según que altura de la película, no queremos recordar los vergonzosos episodios que cada época tienen, ni queremos que aquella tozuda nostalgia del principio nos lleve a recordar, una y otra vez, la chulería con que nos trataron. Solo debemos hacernos responsables de nuestra vida.
Nada importante resulta nunca fácil…si el dinero está por medio.