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Los rasgos narcisistas se extienden como la pólvora en una sociedad donde las redes sociales son el escaparate, en el que lo vulgar y mundano se quiere convertir en extraordinario. Los psicólogos ya alertaban de que se estaba engendrando una masa de “pequeños narcisos” que solo van a saber sobrevivir en el mundo del yo, yo, yo…
Es conocida la historia de la mitología griega del bello y vanidoso Narciso que, incapaz de enamorarse de otras personas, por enamorarse de su propia imagen, murió ahogado al querer besarse así mismo en el reflejo de un lago. Fue posteriormente Freud quien describió el narcisismo como una patología y Christopher Lasch convirtió la enfermedad en una norma casi cultural. Se definió como una transición de la neurosis y la histeria de la gente de la época, a la búsqueda fanática por parte del individuo, del éxito personal y del dinero.
Hoy en día, la sociedad occidental actual es todavía más narcisista.
Se extiende como una plaga el desorden narcisista de la personalidad, un patrón general de grandiosidad, necesidad de admiración y falta de empatía. Está claro que las cualidades narcisistas están ciertamente en alza…
¿Les viene alguien cercano en este momento… a la cabeza?
Se trata de imbéciles con comportamientos egoístas, poco empáticos, a veces un tanto exhibicionistas que quieren ser el centro de atención. Como ese cuñado que repite el chiste 5 veces en las comidas familiares porque nadie le hace caso…
Quieren ser reconocidos socialmente aunque no le avale ningún mérito ni como personas, ni como padres, ni como esposos. Suelen resistirse a admitir su fallos y creen que sus mentiras son extraordinarias e indescubribles. Como el mal estudiante que acaba la carrera 5 años más tarde…después de pasar por varias universidades. Pero él siempre con chulería, faltaba más.
En otras ocasiones, el narcisismo es incluso más dañino…
Esas personas que demandan más atención de la que se les daría por sus pobres comentarios. Atención que, si no la consiguen, lo achacan a que son diferente de los demás y nunca reciben el respeto que merece. Son personas que para tapar sus carencias buscan a una o dos víctimas cercanas, a las que hace la vida imposible y les intenta imponer su mierda de vida y pensamientos. Personas retraídas, acomplejadas, suelen sentarse a esperar sin hacer nada en la vida, buscando el éxito personal y el dinero a través de la trayectoria de los demás…jamás de la suya porque no lo valen. El colmo de un narcisista se alcanza cuando el lugar de ser bello tiene un atractivo más que discutible, un cociente intelectual escaso, lorzas en la tripa y poco pelo.
El nombre Narciso puede encubrir una persona inculta, desgastada por los trabajos que ha suplicado toda su vida por su necedad, un maleducado o un tirano. El deseo de sentirse especial no es un estado mental reservado a imbéciles narcisistas, pero sí el deseo de sentirse especial todo el tiempo a pesar de ser uno indeseables y todo lo anterior. Eso los convierte en embelecos desubicados, que se quedan atascados en una etapa inmadura.
¿Qué hacer cuando se tiene un narcisista cerca?
Ponerse las zapatillas y salir corriendo de inmediato…Y aplicar disciplina al temperamento ante el primer rasgo de un imbécil narcisista, que para colmo se llame Narciso.
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