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lunes, 23 de agosto de 2021

INSPIRACIÓN EN TIEMPOS DE PANDEMIA


Nos encerraron en nuestras casas para que no avanzara el virus y nos vimos de la noche a la mañana con problemas que ni imaginábamos. Quizá para ciertas personas, estos problemas se solucionaron.


Los ingresos de muchos ciudadanos se redujeron sin avisar, sin embargo, muchas esposas con relaciones tormentosas encontraron tranquilidad al ver que sus maridos no podían ir al bar. Muchas casas eran pequeñas, ruidosas, llenas de personas y de pronto convivir todos al mismo tiempo se hizo pesado e insoportable, sin embargo, fue lo que hizo que otras personas se dieran cuenta de que no vivían con la pareja deseada.
Con la que está cayendo y durante un confinamiento hasta ahora desconocido…¿Quién es capaz de aislarse, realizar un ejercicio de acatamiento de la realidad y teclear historias?

En definitiva…¿Cómo es posible escribir de algo que no sea Covid-19?

Tenemos la creencia que el arte de escribir se presupone para personas que emprenden esta profesión solamente cuando todo va bien, como una especie de lujo para privilegiados con recursos más que importantes para poder dejar a un lado los problemas de toda “persona de a pie” y cerrarse en un mundo paralelo de concentración y tranquilidad aislado de todos los males. Es decir, una ocupación para asentados económicamente y sin los disgustos diarios, que aplastan día a día al resto de los mortales.
Pues bien, la historia de la literatura está llena de escritores que trabajaron y escribieron a las duras y a las maduras. En los peores tiempos, en las peores circunstancias, con historias que padecieron en sus propias carnes como la guerra, el exilio, la enfermedad, la pobreza o el alcohol. Al igual que se aplasta a causa de la desigualdad, se aplasta el talento de jóvenes escritores privados de recursos.
¿Y por eso dejaron de escribir?
Es más que razonable entender el desconcierto, la incertidumbre y la desorientación que ha provocado la llegada de este virus a nuestras vidas. Pero no más que otros acontecimientos que miles de personas han sufrido en su propia piel, problemas del momento como el cáncer o una enfermedad de peso, la pérdida de un negocio o del trabajo, la pérdida de seres queridos, una separación…y que no son en absoluto incompatibles con esta situación.
Muchas profesiones están siendo más difíciles de llevar, no solo la de escritor. Unos percibirán esta etapa como una pesadilla y otros estarán viviendo su momento más dulce. Habrá quién ambientará sus historias en un mundo poblado de mascarillas, guantes y geles hidroalcohólicos. Y habrá otros que ni los nombrarán.
Pensar que todo esto significa que antes no había motivos para desconcentrarse y ahora sí, es del género tonto. Siempre hay un motivo para concentrarse y otros para desconcentrarse. De hecho, zambullirse en la propia realidad de cada uno, sea maravillosa o un auténtico infierno, ha sido la causa del éxito de muchas de las obras literarias que han triunfado antes y ahora.
Quizá se trate precisamente de eso: de escribir a pesar de todo. La inspiración en tiempos de pandemia ya llegará, como siempre ha llegado.



lunes, 16 de agosto de 2021

CUIDADO CON LO QUE SE DESEA


Las personas adquirimos conocimientos durante nuestra infancia. 


Es en esa etapa cuando tomamos conciencia de las acciones que ejercemos sobre una cosa o sobre una persona y la transformación o ausencia de ella como reacción.
Uno de los estudiosos en el desarrollo de la inteligencia y en su Teoría del Desarrollo Cognitivo, Jean Piaget sostenía que los niños confunden su mundo interior con el exterior. En ese proceso de aprendizaje y de cambio continuo se involucran transformaciones y estados y a veces, los niños creen que con sus pensamientos pueden hacer que las cosas sucedan.
Si el niño está muy enfadado con su hermano, su pensamiento puede hacer que él se tropiece. O si la niña siente una gran admiración por su madre, su pensamiento puede hacer que se convierta en ella si se imagina tomando café o trabajando con el móvil.

Se desarrolla un mundo simbólico, manipula mentalmente la información a su gusto y aparece el pensamiento mágico. 


El desarrollo del mundo simbólico se manifiesta en el juego de rol, tal como los médicos, las casitas, los coches o las cocinitas, donde el niño utiliza los juguetes representacionalmente para imitar actividades y conductas que observa en el mundo de los adultos. Así lo denominó Piaget: creer que por desear algo, esto va a suceder.
Este tipo de pensamiento, se supone, que desaparece cuando se alcanzan los 7 años. Pero parece que eso no es siempre así y los adultos, caemos en la creencia como niños, de que el mero deseo conduce a que las cosas sucedan.
Cuidado con lo que se desea…y con creer que se va a cumplir. Porque no podemos relacionar nuestra felicidad a que sucedan ciertas cosas que no dependen en absoluto de nosotros. Debemos dar las gracias por los pequeños detalles que nos ofrece el día recuperando nuestra felicidad en ellos.





"LO QUE OCURRE EN LOS SUEÑOS..."

#eltranviadelamoda #sueños 

Toda historia empieza porque tiene un final..


Como la historia de Romeo y Julieta. Empieza en su muerte, ahí es donde adquiere sentido. Como los escritores, que no pueden dar las pinceladas definitivas al comienzo de su obra porque no tienen claro el final.

Experimentamos historias mediatizadas por la imagen, en el cine y en la televisión, las leemos en internet y también impresas en papel pero no sabemos qué influencia tiene contarlas hoy; para lo que para alguien es una pintura o una película para otros es un pequeña melodía, un patrón de colores o simplemente una forma geométrica.

A veces, nos estimula simplemente que el modelo que observamos sea de una vida ajena, liberando así la nuestra.
Es una inducción, un proceso de inmersion íntimamente conectado con el lenguaje, el tono o la voz que escuchamos en nuestra cabeza y que nos aleja unos momentos de nuestra agria realidad.

Para muchas personas es la verdadera idea de una historia, donde hay algo que tiene que ver con un refugio, el refugio del que vuelve para contarlo. Ese sentido de refugio casi físico donde la historia representa una especie de habitáculo, de hogar donde nos ocultamos. 

Y en su interior nos refugiamos del olvido y de la indiferencia cotidiana.


Anhelamos salir de nosotros mismos y sentimos la necesidad de experiencias vicarias distintas a la necesidad de la verdad. Queremos fantasías, sentimos anhelos por romper y violar los tabúes y entonces la imaginación nos desborda.

Por eso cuando se escribe se está principalmente inventando, a partir de hechos o situaciones de la propia vida o de la vida de alguien cercano. Aportando detalles reales a algo irreal y fantástico. Algo como una "ciencia ficción moral".
Las posibilidades de lo escrito sobre lo dicho se amplían enormemente, quizás porque no escribimos realmente sino porque tozudamente reescribimos...Entre palabra y palabra, entre frase y frase, para dirigir el relato hacia un destino que genera complicidad con el lector, que va asumiendo en lo leído la historia que se le cuenta como algo propio.

Al escribir, el resultado es superior a lo que podíamos expresar hablando, pero siendo objetivos lector y escritor, la subjetividad es como una amalgama de tres personas: la visión del narrador, la del protagonista y la del lector.
Y la historia empieza a existir en algún lugar entre la ficción y la realidad.

Por eso, "lo que ocurre en los sueños..." es que una vez recuerdas lo soñado, puedes y quieres asignarle el significado de una historia que depende solo de la subjetividad de cada uno.

Sueños...