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martes, 17 de abril de 2018

ENTRE HORAS BRUJAS Y HORAS...TONTAS


Estamos viviendo un momento en el que prima la esperanza, que es el sueño del hombre despierto, sobre la realidad. Nos ocurren cosas que creemos son fruto de la brujería...que no tienen explicación. 
No solo el mercado bursátil vive horas brujas cuando los contratos de futuros y opciones llegan a su vencimiento. Se llaman así porque se prestan a toda clase de brujerías como ocurren en otros ámbitos de nuestra vida.

Estamos en un momento en el que se nos queda colgado Whatsapp o Facebook y pensamos que es cosa de brujería. Aunque lo que realmente haya sucedido sea que el satélite de turno ha dejado de transmitir unos minutos, minutos que a nosotros...nos parecen horas.

Estamos en un momento en el que en nuestra vida diaria vemos una cosa cambiada de sitio, no recordamos haber sido nosotros y pensamos que es brujería.

Estamos en ese momento en el que si pasamos una racha de mala suerte pensamos que es fruto de la brujería. Algo así como “un mal de ojo”. 
Pero podría ser tan solo un cúmulo de malas decisiones?

Cuando las decisiones que tomo me salen bien es porque soy fantástica y si me salen mal...tiene que ser “un mal de ojo”?
Vamos a ver...creemos o no creemos en la brujería?
O sólo son horas tontas? Creo...pero no me fío?

Por ejemplo, contratas la póliza del seguro de tu casa,  preferentemente a alguien conocido creyendo que precisamente por eso te va a aconsejar muy bien. Y tienes un siniestro.
Qué ocurre entonces? 
Por alguna razón los parámetros, esos que ponen en la letra pequeña de la póliza y que no te leíste justo por confiar, no coinciden con los de tu siniestro. No sabes cómo, resulta que todo lo que has contratado tiene un pero...

“Pero tenía que haber llovido mucho más...
pero tenía que habérsele caído el techo encima...
pero lo sentimos porque si no lo designan como zona catastrófica no le entra... “

O por ejemplo, los directores de banco. Indistintamente hombres o mujeres. O tengo que decir miembros o “miembras” que forman parte del grupo directivo de la enana sucursal bancaria de mi urbanización?
Esos, que te llaman para recordarte el magnífico color rojo de tu cuenta corriente pero que nunca te han llamado cuando estaba en azul.
Esos, que te llaman para intentar venderte fantásticas preferentes que en poco tiempo arruinarán su vida. Y no es para menos. Porque si vas a comprar acciones de un banco, te obligan a escribir de tu puño y letra: “Estoy a punto de comprar un producto que es difícil de entender, para mis entendederas, y admito que en caso de resolución (que no sé lo que es) puedo perder hasta la camiseta.”

Esto es lo que se llama cubrirse las espaldas los bancos. Y no es brujería, no. Esto son malas decisiones. Una tras otra. Y muy a nuestro pesar.

Entre horas brujas y horas...tontas, vamos de cráneo.

eltranviadelamoda.com




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