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viernes, 29 de mayo de 2020

FASE 0 : LA NUEVA NORMALIDAD


#Aleertoca #eltranviadelamoda #fase0


Ahora, el centro de la ciudad suele ser un lugar sin sentido. No hay turismo, los bares están cerrados y los establecimientos parecen abandonados con el mismo escaparate de hace semanas. Las ciudades se han convertido en lugares feos, fantasmagóricos mientras soñamos con otros lugares más bonitos que a saber…cuando podremos visitar.


Este verano esa sensación se va a agudizar. Es cuando te paras a mirar y a pensar en el mundo y notas que algo va mal. En época de vacaciones la ciudades se vacían aún más de sus vecinos y, ahora, ni siquiera habrá turistas desubicados hasta la fase 4. Nunca creí llegar a sentirme como uno de esos abuelos que hablaban de la guerra y ver un cambio a peor en mi generación.

Son cosas que sabemos que en cien años no interesarán a nadie, y solamente a nivel estadístico seremos recordados como la generación que sufrió dos de las crisis más profundas y cercanas una de otra en el tiempo. Una económica y otra sanitaria que se nos llevó a miles de personas por delante.

Ahora empezamos la fase 0. 


Y aunque la tecnología acude en nuestra ayuda para abstraernos en un “mientras tanto…” siempre vamos necesitar el contacto físico para realizar las cosas más básicas, las más sencillas.

Suele ser en verano cuando cuando tienes tu primer trabajo, cuando tienes la mejor historia de amor…Y desde entonces se altera para siempre tu relación con la vida. El placer que supone estar sumido en la limerencia en un mes con altas temperaturas puede convertir una relación en algo tan maravilloso y etéreo que no puede ser comparable con nada más.

Sin embargo, nos va a tocar vivir un verano impío. Las antiguas relaciones van a tener que adaptarse a la nueva normalidad. Y otras con la nueva normalidad, posiblemente no lleguen a sentir jamás lo que habían sentido antes. La melancolía alcanzará a los más sensibles y la pasión pasará a formar parte solo de los elegidos.
Enamorados deseando tener su primera cita, ahora, sine die, matrimonios pasando la cuarentena juntos demostrando que su unión está a prueba de bombas y parejas que les pilló está situación…en ciudades diferentes.

Y ahora…?


Los establecimientos tendrán obligación de atender con cita previa. Todo parece que será por encargo. Nada estará al servicio de la espontaneidad…Nos tomaremos una copa con alguien de forma maquinal, porque sabremos de antemano que acudirá a esa comida encargada con antelación y de la que nadie podrá saltarse el aforo permitido, invitando a alguien de última hora por sorpresa. Todo cuadriculado. Adiós a la serendipia.

La decisión de los centros de estética permitirá crear nuevas bases de datos de clientes y las situaciones por conseguir hora en la peluquería acabarán subiendo de tono. Primero unas llamarán para concretar día y hora y otras, se encontrarán en la puerta para reclamar su puesto en esa lista por haber esperado antes de la apertura. Alguien arrancará la hoja de la agenda a la empleada que apunta las horas y entonces varias clientas se enzarzarán a puñetazos y en un santiamén, se armará una tremenda trifulca con arañazos, mordiscos, pisotones y tirones de pelo en medio de un estridente griterío. Necesitarán desfogarse.

Se generarán casos, en que se desatará la gritería de mujeres como consecuencia de las semanas y semanas de silencio y reclusión que llevan sufriendo por el “estado de alarma” y contemplación absoluta y obligada a sus familias. Querrán sentirse guapas y atractivas aunque realmente no tengan ni idea de para qué.
La batalla causará estragos porque todo el mundo querrá ser el primero y eso será el principio de la nueva normalidad en esta fase.

Antes de todo este desacierto, las personas parecían más civilizadas. Comida, cobijo, sexo…las vidas construidas nos hacían parecer humanos pero en realidad no éramos más que animales. Por miedo a perder nuestra vida, toda esa llamada a la civilización ha sido un sueño perdido…y nos hemos convertido en animales saltándonos las reglas de lo establecido. Se evaporará la naturalidad, las personas ya no serán lo que eran y cambiará la manera de dirigirse a los demás. Qué pena.

Todo adquirirá un componente de interpretación con una distancia social…Será la distancia entre la persona que éramos habitualmente y la persona que tenemos que ser ahora. Una distorsión de nuestro YO. Ya no seremos los mismos.

Tal vez, lo más estúpido de esta nueva normalidad sea la tendencia permanente a olvidar nuestra propia nulidad, nuestra intrínseca memez.

Y todavía estamos en la fase 0…

www.eltranviadelamoda.com

Mujeres en la peluquería 

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