Cuando se profundiza en qué es lo que convierte un producto en extraordinario se acaba llegando a una regla general: el 20% de la calidad final...la que separa lo bueno de lo excelente, requiere aproximadamente un 80% del tiempo de trabajo.
Dicho extremo solo lo alcanza quien siente pasión por lo que hace y es capaz de dedicar el tiempo necesario a cada detalle...persiguiendo la perfección.
Son aquellas personas que derrochan destreza y pasión para dotar a lo que hacen de un aura especial, de un poder de atracción irresistible.
Son aquellas personas tan discretas las que nos llaman la atención...
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