- Puedo contarte algo?
- Sí, claro...
- Ayer salí por la noche a tomar algo después del trabajo.
- Pero...cómo se te ocurre salir entre semana?
- Ya...pero lo hice y me encontré con ella. Casi lo deseaba. No me lo pensé dos veces y me lancé a hablar con ella.
- Con todo lo que habéis pasado...?
- No dejo de pensar en ella, la echo de menos.
- Siempre igual. Si es que cuando quieres algo...Recuerdas el daño que os habéis hecho? No deberías volver a verla.
- No te lo contaba para que me dijeras eso...
- Y qué esperabas?
Este...es un ejemplo de conversación que se da habitualmente entre dos amigos. Charlas en las que uno de ellos busca ayuda y comprensión y el otro se la brinda con la mejor de las intenciones y el peor de los resultados.
En qué fallamos?
Una conversación plagada de juicios que termina con un consejo que no sienta bien reúne los dos elementos más peligrosos de las amistad.
JUICIOS, porque es una de las formas más rápidas de crear distancia entre dos personas. Al juzgar no aceptamos al otro tal y como es...o por lo que siente y provocamos que salga a la defensiva cuando lo que realmente debemos es ayudar a reflexionar.
Juzgar puede resultar tremendamente injusto, nos precipitamos a menudo con nuestras conclusiones y en este caso no sabemos si ella estaba también todo el tiempo pensando en el, necesitando una señal para volver a hablar y estar juntos. Después de un tiempo...cuesta.
CONSEJOS, las soluciones de unos no tienen que ser las de otros. Si alguien nos cuenta un problema tenemos la necesidad de resolvérselo, quitarle ese peso de encima creyendo que eso le va a venir bien.
Pero eso es cero efectivo.
Lo que para unos parece que puede funcionar, no tiene por qué venirle bien a otros.
Acompañar es estar a disposición, caminar al lado del otro, haciéndole de espejo, ayudándole a reflexionar, parando cuando él para y acelerando cuando él acelera.
En definitiva...es escuchar.
Contando las cosas, ordenando las ideas y encontrando sus soluciones. Acompañar es aceptar el momento en el que se encuentra el otro, con virtudes y defectos, con miedos y vulnerabilidades, con sensibilidad...
Sin juicios ni consejos...es el arte de acompañar.
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