"Las relaciones con el eran al mismo tiempo...demasiado intimas e insuficientemente intimas.
Mentalmente estaba muy unida a el, pero en el aspecto corporal...no existían el uno para el otro.
A pesar de la gran intimidad, no estaban en contacto.
El estaba dotado de aquella curiosa clase de autoridad protectora a la que ella se plegaba inmediatamente.
Ya no gozaba de su libertad, ya que quería tenerle constantemente a su lado.
Habían dado muerte a la intimidad que les unía?
Aquella curiosa parte palposa, debajo de su duro y eficaz caparazón, la parte correspondiente a las emociones...la parte humana e individual, se hallaba en estado de dependencia total de ella.
Fue entonces cuando un estallido de luz le abrió los ojos y le calentó las manos. Incluso percibió el leve aroma a brea de las flores. Incluso pudo escuchar el silencio que emiten los árboles, el sonido que con el viento producen.
Y hallándose tan quieta y tan sola tuvo la impresión de penetrar en la corriente del destino que realmente le correspondía. Había estado amarrada pero ahora se había liberado y navegaba a la aventura. No se había enterado de lo difícil que era deshacer los lazos del amor.
¡Cuán fuertes pueden resurgir algunas personas...en su fragilidad!"
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