Reminiscencias…
De sopetón, se pasa de “buenos días” a “ mire usted...me he enamorado desde el primer momento que le vi”.
No obstante, esa confesión no es lo peor. Se supone que la revelación de un secreto oculto tiende a liberarnos de la esclavitud. Sin embargo, nos adentra en la vulnerabilidad.
Entre la confesión y la respuesta del otro...nos quedamos en paños menores...Y justamente, es eso lo que pretendemos esconder. No queremos mostrarnos frágiles o confusos. Eso...nos avergüenza.
Lo que sorprende de un instante de relación personal es la fragilidad. Cuando nuestros sentimientos emergen de lo más oculto, quedamos al desnudo, aireamos nuestros pensamientos y miedos e inconscientemente exponemos nuestros deseos...
Pero, tenemos miedo a ser rechazados? Quitamos la trampa y cartón para quedar expuestos a la mirada ajena…a un “te quiero” después de una noche de amor que tarda unos largos y eternos segundos en ser respondido.
Aunque sólo te habías cogido la mano antes de aquello, en tu cabeza te permitiste pensar que le habías abrazado y besado una y otra vez. Pero sólo en tu cabeza.....
Y te quedas expuesta a su opinión “ Que vergüenza, que apuro!”. Aceptar nuestra vulnerabilidad en lugar de tratar de ocultarla, es la mejor manera de adaptarse a esta realidad....?
Tememos la reacción del otro, si, pero no nos preocupemos demasiado. Todo el mundo dice “I Love You” alguna vez en la vida.
Y si estas seguro de querer, no debes tener vergüenza. Llegar hasta el final del viaje sin haber amado es como no haber vivido....
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