#eltranviadelamoda #situacionesparalelas #personas
Hoy en día, una ciudad suele ser un lugar sin sentido. Por razones incomprensibles, uno revaloriza las ciudades feas, sin atractivo, con bares vulgares, normales y con un comercio anclado en el pasado. Con tiendas de reconocidas marcas, calcadas de unas ciudades a otras y que una vez dentro, no sabes realmente dónde estás, porque son iguales. Además, en verano esta sensación se acentúa cuando las ciudades se vacían y solamente aparecen clientes anodinos o turistas desubicados.
Cuando nos paramos a mirar y a pensar en el mundo, y no en nuestras cosas, suele haber un momento en el que nos ponemos apocalípticos. Notas que algo va mal. Solamente diferencian un bar de otro, una tienda de otra o una ciudad de otra…las personas. Y además, la tecnología acude en nuestra ayuda para abstraernos: muchas veces las personas están en los sitios y es como si no estuvieran.
¿Qué estamos haciendo mal?
Una marea de impersonalidad se mantiene en el aire y pocas personas dan importancia a una atención personalizada cada vez más escasa. Todo lo mueve el capitalismo, solo cuenta alcanzar los objetivos marcados sea como sea. Las máquinas empiezan a suplantar a las personas y todo tipo de servicios empiezan a estar disponibles a golpe de click.
¿Se nos ocurre una señal de alarma más poética?
Una de las cosas más sorprendentes es ver cómo se evapora la naturalidad y comienza un mundo paralelo con relaciones de superioridad e inferioridad. Las personas ya no son como creíamos que debían ser y de repente, cambia la manera de dirigirse a los demás: los clientes al empleado y el jefe al subordinado. Notas un componente de interpretación y todo el mundo opina sobre lo que no tiene ni puta idea, en un tótum revolutum en el que todo vale.
Me inunda una especie de malestar y de congoja saber que hay personas que viven por y para hacer el mal. Tal vez, lo más estúpido de la vida es la tendencia permanente a pensar que todo el mundo es bueno… pero no es así. Somos víctimas de nuestra propia nulidad…de nuestra intrínseca memez.
Y me pregunto si dentro de unos años, en este círculo social que habitamos, en el de vidas precarias que nos consumen el tiempo, el de la falta de compromiso real, el del pavoneo estético, el de las ciudades feas, en el de vecinos anónimos que lanzan comentarios sin llegar a saber el daño que pueden llegar a hacer, recordaremos realmente el valor de las personas, de las buenas personas, de las personas de verdad…Cuando les llegue la vejez y la energía social y festiva comience a fallarles …¿seguirán siendo igual de hijos de puta?
Qué importante es descubrir el valor de las personas ...de las buenas, de las de verdad.
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