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El cuerpo de la mujer ha sido el pilar sobre la que se ha fundamentado la industria de la moda a lo largo de la historia. El cuerpo de la mujer…y sus medidas. Porque está claro que cuanto mas delgada…mejor. Cuanto mas huesos se marquen en los hombros, las caras sean mas angulosas y mas aspecto andrógino tenga una, más se acerca a ese ideal.
Pero por qué tenemos que malgastar el tiempo vomitando…negatividad?
Muchos diseñadores, bien por falta de imaginación o bien por cobardía para arriesgarse, han rechazado hacer ropa para las mujeres reales. Tan solo el 1,6% de modelos al frente de anuncios de esta primavera eran de tallas grandes. Cuando van caminando por la calle, por el mundo real…de verdad que lo que ven es el 98,4% de mujeres con una talla 36-38?
Ashley Graham es el ejemplo. Para algunos tiene demasiadas curvas. Para otros peca de alta y de mucho pecho. Demasiado ruidosa y ahora delgada.
Demasiado… y al mismo tiempo no es suficiente?
Cuando sube a Instagram sus fotos mostrando en las imágenes su celulitis, estrías y volúmenes se le acusa de promover la obesidad.
Si sube a las redes una foto con un ángulo bueno recibe criticas por parecer flaca y vender…
Aunque se ha avanzado muchísimo, a la moda aún le queda pendiente el capitulo de la diversidad. Ese de “vive y deja vivir”, donde cada uno somos como somos sin tener que pedir perdón por ello. Las mujeres somos más que unas medidas. No somos mujeres porque tengamos curvas o dejemos de tenerlas. Cada una de nosotras somos únicas y maravillosas. Cada una con un cuerpo con encanto.
Cambiar hasta convencer…?
Desde luego que no.
Ser como una quiera ser, hasta el final.
