Es difícil saber qué hay en común entre los miles de estallidos de ira que se están produciendo en todos los lugares del mundo. La crisis sanitaria que estamos sufriendo por la pandemia del Covid -19 está agravando la crisis económica que parece surgir de la debilidad de las políticas implantadas hasta ahora.
Teníamos ganas de despedir el año 2020 que nos ha traído dolor, muerte e incertidumbre. Un año maldito. Pero la pandemia no entiende de calendarios y pensar que para el nuevo año iba a valer el “borrón y cuenta nueva”, era una falacia. El nuevo año ha venido cargado de situaciones extremas, acontecimientos increíbles y la pandemia se está haciendo un hueco en nuestro microcosmos cotidiano complicándonos cada día más, si cabe, la existencia.
De alguna manera, esta situación nos ha sacudido a todos. Hay quienes han perdido a alguien, quienes han pasado por el hospital, otros han perdido el trabajo…y los más vulnerables han perdido el control de sus vidas.
Los políticos nos han mentido con la frase : “No vamos a permitir que nadie se quede atrás…”
Sin embargo, las colas del hambre son más largas que nunca. En ellas se pueden ver desde personas de clase media que han sacado de cuajo de su zona de confort, hasta personas que tienen mas agujeros que dientes en sus bocas debido a una pobreza crónica.
Los políticos prometieron ayudas como la del Ingreso Mínimo para familias sin ingresos, tener lo más básico y poseer un mínimo de dignidad en una situación tan convulsa como la que vivimos. Sin embargo, solo han sido aprobadas el 8 % de las solicitudes presentadas y el nivel de atasco burocrático es monumental.
Juraron y perjuraron que las ayudas a autónomos y empresas iban a ser rápidas y directas. Sin embargo, una concatenación de decisiones incompatibles entre sí, debido a un gobierno de coalición en decadencia, ha traído una hiriente sucesión de cierres de negocios y despidos que se verá reflejada en los números del siguiente trimestre.
Adelantaron una semana en el mes de diciembre la aprobación de la primera vacuna contra el Covid -19. El gobierno presentó un brillante Plan de Vacunación con proyección de ser el mejor de Europa.
Sin embargo, a día de hoy un escaso 2% ha sido vacunado, sin contar los “vacunajetas”.
Ni el filósofo y ex ministro de sanidad Illa se ha revelado como un Salvador, ni a Ivan, Jefe de Gabinete del Presidente, le ha salido el tema de la pandemia Redondo. La Ministra de Igualdad con el despilfarro en niñeras y sus devaneos con la Ley Trans y las subvenciones repartidas a dedo como en épocas anteriores, hacen que el llamado bienestar general sea solamente para algunos.
Con el tiempo varado en los repartos de poder de los ministerios o en el bucle de las elecciones autonómicas, en el anunciado colapso sanitario o en un “todos contra Ayuso” sólo por razones políticas, apenas existe tiempo para la España real.
La ruptura del contrato social, las amenazas ecológicas, el cruel machismo, el cutre feminismo, la xenofobia, el aumento brutal de las desigualdades…
Debemos cambiar aunque tengamos pánico al cambio.
Solo nos queda usar la perspectiva que nos da la distancia y pensar qué nos puede aportar de bueno esta sacudida a nuestras vidas. No debemos ser pasto de la inercia y dejarnos llevar por ésta jauría de lobos. Antes, los políticos eran mucho más cultos. Hoy...solo son el reflejo de una España marchita.
¿Cómo no va a ser el año de la ira…? Mejor no pensarlo.
No hay comentarios :
Publicar un comentario