Todos tenemos en nuestro interior elementos necesarios que nos producen estímulos. Y si bien todo nacemos con ellos en nuestro interior...no los podemos hacer salir solos. Necesitamos la ayuda de ciertas personas.
Esa ayuda puede provenir de su aliento, de la música, de una caricia, de unas palabras...de sensaciones que sean detonadores.
Por un momento nos sentiremos desbordados por una intensa emoción. Se producirá en nuestro interior un agradable calor que ira desapareciendo poco a poco conforme pase el tiempo, hasta que llegue una nueva explosión a reavivarlo.
Cada persona tiene que saber cuales son sus detonadores para poder vivir, pues cuando se produce la provocación de estímulos es cuando se siente la energía del alma...y se ama.
Pero si por alguna razón no descubrimos a tiempo cuales son...nos humedeceremos y nunca mas podremos encenderlos.
Porque si una emoción es muy fuerte y una sola persona puede hacerte sentir todos esos estímulos a la vez, producen un resplandor tan fuerte que ilumina el más allá de lo que podemos sentir normalmente y aparece un túnel esplendoroso que nos muestra el camino que olvidamos al momento de nacer y nos llama a reencontrar el origen de nuevo...pero ahora juntos.
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