Hace poco me sucedió con " El hombre tranquilo" de Jhon Ford, de 1952. La he visto mil veces: Jhon Wayne y Maureen O'Hara han obtenido el permiso para iniciar su cortejo con carabina - Barry Fitzgerald -. Montan en un calesin y este les autoriza a bajarse.......a caminar sin tocarse.....
Pero escapan y para estar a solas llegan a un cementerio y cuando van a besarse una tormenta asusta a la mujer.....El se quita la chaqueta para cubrirla, se le empapa la camisa blanca y entonces se besan de veras, por primera vez.....
En un solo plano uno entiende lo que pasa....no son cosas ni sentimientos simples.....son complejos y matizados. Es alguien capaz de transmitir que hay un antes y un después .....Nada será lo mismo.....
Wayne abraza a O'Hara y mira al frente. Una mirada de: "Ay, ahora estoy vinculado. Es lo que deseo, ha llegado y no hay vuelta atrás.....me quedare junto a esa mujer y la querré y la cuidare......y le seré incondicional...."
Raro es contemplar hoy en el, a quién se siente vinculado o atrapado....por su propia convicción....
Raro es quien hace el propósito de ser incondicional y piensa como Wayne bajo esa tormenta:
"Quiero tanto a esa mujer que a partir de ahora prescindiré de lo que más apreciaba......El reino de la posibilidad".