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sábado, 23 de septiembre de 2017

DE COLOR...VENENO


Si bien muchas madres políticas llevan a cabo una labor social y familiar valiosisima, lo que se suele escuchar sobre las suegras suena más a queja que a celebración. Es de sobra conocido que los yernos de las suegras bien son sus hijos pero las nueras...no son tan ciertas.

La frase "estoy harta de tu madre...lo hace a propósito" puede ser utilizada por ambos sexos y por todos los géneros. Una queja en toda regla que genera muchísimo rencor y con la que aprovechamos para buscar apoyos ante terceros

Hay situaciones con las suegras que pueden ser maravillosas, son las suegras Tipo I, esas que todos desearíamos y que sin duda son la mayoría. Dulces, buenas...esas que te arropan.

Y luego están...las de película. Esas que cuando el tiempo no ha acabado de consolidar la relación del todo, producen heridas que son demasiado grandes, demasiado desgarradoras y nunca acaban de cicatrizar completamente.
Cuando un largo periodo de tiempo con ellas se concreta en un instante, en una horrible discusión destruyendo años y años de evocación de un dulce recuerdo que sutilmente ha conseguido que se quede antiguo, falso y desfasado recordando la crueldad con la que te ha tratado toda la vida.
Son de Tipo II.

Y cuando una suegra de Tipo II entra en tu vida, necesitas seguir unos pasos de convivencia.

Al principio, la queja se la hacemos llegar a la pareja...pero nunca es resolutivo. El miedo a trasmitir a la madre la queja de que no haga una cosa o haga otra modificando su conducta puede llegar a ser una auténtica pesadilla para el que transmite el mensaje.

Por eso al principio debemos observar. Puede que eso que no nos gusta que haga lo haga de manera inconsciente o puede que, por el contrario, lo haga siempre de manera automática...casi para joder.
No vale el "nunca haces esto..." o "siempre haces lo otro..."
No vale el generalizar.

Debemos explicar nuestros sentimientos. El por qué no nos agradan esas cosas y probablemente la suegra lo intuya pero si queremos que nos haga caso...debemos ser sinceros e identificar esos sentimientos con lo que nos pasa.

Porque los sentimientos y emociones pueden convertirse en negativos a raíz de no ser satisfechas las necesidades; sobre todo escuchar y ser escuchados.

Y debemos pedirlo expresando las peticiones y buscando el contexto adecuado. Formulando la sugerencia en positivo con un lenguaje que no de pie a malas interpretaciones.
Mostrando los miedos les hará conectar de forma auténtica y segura y prestarán más atención cuando intentemos sugerirles algo.

Puede ser el principio de una buena amistad...

Pero si a pesar de todo, sigue estancada en el apartado Tipo II, nos dolerá ver cómo los años siguientes amargan la vida de sus hijos de una manera irreconciliable por motivos desconocidos que nunca alcanzarán a comprender y que ni ellas mismas, de una manera reflexiva conseguirán justificar.

Te enfrentarás de golpe a la realidad y por mucho que hayas preparado el alma para encontrarte con una de ellas, no puedes dejar de sentir una angustia intensa al principio cuando pintan tu vida de color veneno y una tremenda pena por ellas...al final.

Porque...no todo tiene final feliz como en las películas.

eltranviadelamoda.com


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